El avión me dejó, luego de que el personal de la aerolínea gritara muchas veces mi apellido: "Rueda! Rueda!" Con voz desesperada, y yo nunca contestara, me quedé con mi boarding pass sin rasgar y un librito que compré en una de las muchas librerías que hay en la terminal nacional.
En la vida podemos tener muchos planes, verlos ahí, a la vuelta de la esquina, próximos a tí a punto de tocarlos, y de repente un giro inesperado te volcó, ahí estuvo, ahí fue.
Realmente hacer planes, en esta era TAN acelerada, a veces es un poco... Utópico, especialmente perteneciendo a la idiosincrasia Venezolana, en donde se gerencia siempre en crisis y la planificación queda incluso como un punto de vista hasta inocente . Sin embargo puedo decir, luego de por mucho tiempo tratar de liderar equipos de venta, sin nortes ni sures, es complicado llegar sin mapas, y mínimo necesitamos nuestra mirada al frente, así por más vueltas que la vida dé, siempre se irá hacia adelante.
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